Crean que ya han recibido todo lo que estén pidiendo en Oración, y lo obtendrán. (Mc. 11,24):
Es decir, la Fe hace lo que para el hombre con su sola voluntad cree imposible. El hombre de Fe pone sus actos en el Todopoderoso Ser de Dios.
Sin embargo, no instrumentaliza ni utilitariza al Señor , sino que discierne para poner su voluntad como sufragánea de la Voluntad del Padre.
La confianza del hombre de Fe en Dios no está por eso sustentada en pruebas, sino en el confiado abandono, la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. (Heb. 11,1). Al esforzarnos en alcanzar una meta honorable y libre de maldad, se ejerce la acción y poder de la Fe, porque pone el hombre su esperanza en algo que aunque con sus ojos no lo ve, con la intuición ya lo saborea.
La Fe sin embargo debe tener a Jesucristo como centro (Hechos 4,10-12) , identificados en su recto carácter y actuar, es decir estamos configurados con Cristo, del cual imitamos constantemente su recto pensar, proceder y amar, es decir, esforzándonos constantemente por vivir en su Voluntad.
Confiar en Jesús, en su poder, en su inteligencia, en sus actos, que aunque no entendamos que sus caminos no son los nuestros, confiamos. Hacemos válido el hecho de que el dio su vida por nosotros.
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